Las experiencias de mis clientes son mi mejor aval. Claudia me ha regalado estas palabras para que mamás con dudas, como puedes ser tú, se animen y confíen en mí. A continuación explica su experiencia de la sesión de fotos familiar de estudio realizada conmigo.
Son las siete de la mañana. Suena el despertador, pero esta vez lo paro con un toque seco. Es sábado. No tengo esa especie de pereza semanal, pero tengo un hormigueo en el estómago. ¡Es el día de la sesión de fotos familiar! ¿Por qué me dejaría liar por Ana? Mientras respiro despacio, lo recuerdo. Dijo tal cual: “Habrá momentos que pensarás, ¿por qué me meto en estos berenjenales? pero después verás lo mucho que ha valido la pena. Hazme caso, ¡boba!” Así que repito la frase en mi cabeza.
Salto directa a la ducha. Voy rápida, pues pronto las fierecillas empezarán a gritar pidiendo su desayuno. Menos mal que lo dejé todo preparado ayer para la sesión de fotos. ¡Uy! Por poco me lavo el pelo, hasta que recuerdo que tengo hora en la pelu. Hace ya meses que no voy, pero esta ocasión bien lo merece.
Engullo mi tostada mientras los peques, en pijama, ven sus dibus y desayunan. El señor papá está tranquilo, leyendo el periódico y tomando su café. Nunca me lo ha contado, pero estoy segura de que ya se ha hecho alguna sesión de fotos familiar en estudio anteriormente porque esta calma… ¡no es normal!
Me visto recordando lo que me dijo Caterina: “Ropa cómoda y con la que te sientas guapa”. Fue tan precisa que tuve clarísimo las prendas que se vendrían conmigo desde el primer momento. Tengo ropa con las que me siento guapa y otras con las que me siento cómoda pero las que me hacen sentir guapa y cómoda a la vez, esas, las tengo bien controladas.
Cuando llego a la peluquería les explico que quiero algo natural. Mi cabeza escudriña los emails y llamadas que he mantenido con Caterina, quien siempre me decía: “Elige lo que te haga sentir cómoda, lo que te haga sentirte tú misma”. Así que les pido un “lavar y secar”. Nada de recogidos ni abalorios. Ya se sabe que en la pelu sólo con el champú que utilizan que, aunque lo compres para casa jamás te queda igual, y un secado profesional sales de ahí genial. Quería verme guapa pero que no pareciese que salía de la peluquería.
Llego a casa dispuesta a salir. El padre sigue tan tranquilo y los niños muy contentos sobre todo el mayor intrigado con esto de “la sesión de fotos que tanta ilusión le hace a mamá”. Y entre riñas y risas, nos vamos para la sesión.
Estoy emocionada y feliz. En el coche no puedo evitar dejar de pensar: “¿Sabré posar? ¡Qué vergüenza!”.
Seguimos las indicaciones que me dio Caterina y llegamos con tiempo. Soy exageradamente puntual y, al no conocer la zona donde íbamos, salimos con tiempo suficiente.
Aparcamos y, justo antes de entrar, respiro hondo y me digo: “¡Venga Claudia! ¡No es para tanto! ¡Todo irá genial!”. Y entramos en el estudio.
Cuando vi a Caterina pensé: “¡Qué piel tan bonita tiene!” Nos regaló una sonrisa de oreja a oreja sólo entrar y recuerdo perfectamente su: “¡Buenos días familia! ¿Venís con ganas de pasarlo bien?” Marc, mi mayor, grito: “¡Sí!”
Respiré relajada y sentí que me había quitado un peso de encima. Era dulce, profesional y muy muy cercana. Supe desde el primer momento que todo iría sobre ruedas.
Cuando vi sus fotos, antes de contratar la sesión, pensé que quizá sería un poco seria, porque para conseguir tomas como esas da la impresión de que hay que ser estricto. Pero vi que no, que era todo lo contrario. Su secreto es lo cercana que resulta con sus clientes y, sobre todo, lo rápido que conecta con los niños.
Nos hizo sentir muy cómodos desde el primero momento y los niños estaban súper contentos. Conectaron rápidamente con ella. Caterina es mamá y eso, entre nosotras, sabéis que se nota a la legua.
Ahora recuerdo dos detalles que me comentó por teléfono: “No olvides traer snacks para los niños y cuelga la ropa en perchas para que no se arrugue.” Olvidé los snacks, como no, pero mientras colgaba las prendas y elegíamos el primer look pude divisar una mesa llena de refrigerios. Todo un detalle por su parte.
Pensé que se nos haría largo, pero se me pasó la sesión en un abrir y cerrar de ojos. No sentí la presión que creía que iba a sentir. Sencillamente me relajé con mis hijos y todo lo demás fluyó.
Al principio parecía que la cosa no iba con mi marido. Empezamos con los niños y yo me animé sola. Al verlos disfrutar tanto, riendo y jugando mientras Caterina disparaba, no lo pude evitar y salté al plató con ellos. Marc me pedía cosquillas. Quería compartir con ellos ese momento en el que se estaban divirtiendo tanto y me olvidé casi de las fotos. Y a mi marido le pasó lo mismo, aunque él necesitó de un ligero empujoncito de “¡Venga! ¡Anímate! ¡Que así tendremos una foto bonita de los cuatro!”
Al terminar, Caterina me dijo que esa misma tarde me enviaría algunas fotos para que pudiera verlas. Me dije: ¡Genial! ¡Estoy impaciente por ver el resultado!
Como colofón para el sábado, por la tarde teníamos sesión de cine con palomitas. Recuerdo estar ya sentada en la butaca comentando con mi marido cómo había ido la mañana y de repente noto: “¡Bip, bip!” Mi móvil mostraba un nuevo email: “Avance de la sesión de fotos”
Abro el mail y en cuanto veo la primera ¡Uffff! ¡Qué emoción! Ahí estamos los cuatro tal cual somos. ¡Mi familia! Alex, el pequeño, riendo como siempre dejando entrever sus dos pequeños dientes. Marc, el mayor, con cara de concentrado, reconozco perfectamente ese gesto, el mismo que hace cuando juega con sus piezas de construcción. Mi marido, con ese posado tan suyo, ese que quiere parecer fuerte, aunque se le ve cómodo y relajado. Y yo. Yo… ¡Tan yo! Reconocí mi expresión de rebosante felicidad por estar junto mi hermosa familia. Mi expresión de ¡Esto es lo más grande que tengo!
No pude contener mi emoción. Me puse a imaginar todas las futuras generaciones que verán esta foto y me vi a mi misma enseñándosela a mis nietos. Mi marido me apretó la mano. Sobraban las palabras. En ese momento lo entendí: “No seas boba Claudia, ahora te dará cosa, pero después verás lo mucho que ha valido la pena.”
Tengo la foto colgada en el comedor de casa y la usé con gran orgullo como postal navideña.
Caterina, ¡gracias por esas fotos tan maravillosas! Sin duda una experiencia inolvidable para mí.
22 comentarios. Dejar nuevo
¡Caterina es una crack! Es atenta, perfeccionista y rápida en las entregas. ¡Un acierto seguro!
Jana, ¡gracias por tus palabras! Vuestra confianza y cariño es un regalo para mí.
Tu trato y tus fotografías son un regalo para nosotros. Desde el primer momento te implicaste y años después sigues haciéndolo con la ilusión y entrega de la primera vez 🙂
Ooooooh 🙂 ¡Gracias, Jana!
¿Donde puede leer más experiencias o testimonios de tus clientes?
Carlota, este este link podrás leer más testimonios de mis clientes:
Testimonios clientes Caterina Prat Fotografía
¡100% recomendable!
🙂
Hace unos días Caterina hizo un reportaje a mi nieto de 4 años y quedó fantástico. Empatizó con él rápidamente y los padres quedaron encantados de la experiencia. Las fotografías una maravilla. Fue un acierto encontrar a esta gran profesional.
Isabel, ¡gracias por tus palabras!
Des d’aquestes linies vull fer el meu agraïment a Caterina ja que tras contractar una sessió de fotos familiar pensant que seria una estona de posar i res més la sessió es va convertir en un moment de diversió i alegria. No se com ho va fer però vam gaudir molt del moment, a part de demostrar-nos ser una gran professional, la seva actitud personal va fer que tot sigués molt senzill i sobre tot ens va fer sentir tant còmodes que quan vam veure les fotos tot allò va quedar reflectit. Gràcies Caterina per aquest bonic record.
Encarna 🙂 gràcies per les teves paraules!
He llegado a tu web por recomendación de una compañera de trabajo que ha hecho varías sesiones contigo. Dónde puedo ver opciones y precios?
Eva, puedes encontrarme en el 605886914 o escribirme a hola@caterinaprat.com. ¡Estaré encantada de ayudarte!
Me siento muy identificada con estas palabras. Tengo pendiente enviarte mi experiencia contigo tal y como me pediste. Lamentó la demora pero un día por otro no me he puesto. Me hará ilusión leerme en tu blog 🙂 Ayudarte es un placer para mí. Ya sabes que te recomiendo a familia y amigos. Eres un encanto!
Ana María, el placer es mío. Estaré encantada de subir tu experiencia al blog 🙂
Es buenísima la historia, qué excelente clientela tienes! Ha sido una vibra total sólo entrar y ver tantos elogios y comentarios bonitos. Vamos por ese café sí o sí, Cat. Tu apoyo estos días, en todo este viaje de introspección, ha sido un detalle de tu parte. Hay que verse! Un súper abrazo.
Lin, ¡el placer es mío! Estoy deseando colaborar contigo 🙂
Yo tengo que enviarte mi experiencia. Sorry 🙁 Voy de bólido! No tengo tiempo de nada entre los niños y el trabajo, pero cuando tenga 1min de tranquilidad te lo hago llegar.
Será genial recibirlo y poder compartirlo en el Blog 🙂 Gracias, Luz.
A mí me habló de Caterina una compañera de ioga y la verdad es que todas las sesiones que he hecho con ella he quedado encantada.
Mari Carmen, el boca oreja es la mayor muestra de confianza y cariño que podéis hacer.